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¿Qué leemos en Tiflolibros? edición junio

03/06/2024

¡Hola lectores de Tiflolibros! esta vez queremos compartir con ustedes lo que ya se ha vuelto un clásico de cada mes para quienes leemos desde la Biblioteca Accesible Tiflolibros. Marta Traina, una de las fundadoras de la Biblioteca y parte del equipo de Tiflonexos, nos presenta esta serie de sugerencias y recomendaciones de lectura, acompañadas por #Críticas, #Reseñas y #Sinopsis y sus respectivos enlaces de descarga, que nos puede resultar útil en los momentos en que nos preguntamos… ¿Qué leo? Es por esto que, invitándolos a la lectura, seleccionamos tres títulos para ustedes ¡Esperamos que los disfruten! ¡Saludos!

  • El jardín de bronce, de Gustavo Malajovich

El jardín de bronce es una de las mejores novelas que he leído en los últimos tiempos, del guionista argentino Gustavo Malajovich. Una trama inquietante bien dosificada. La prosa cuidada, bella y fluída, enriquecida por las descripciones precisas tanto para recorrer los ambientes como para ir descubriendo los rasgos y sombras de cada personaje. Una joyita. La novela tuvo su versión para serie televisiva en la plataforma HBO, sin audiodescripción, pero con una galería de actores extraordinarios. Va la Sinopsis, una nota al autor publicada en Página12 y el enlace de descarga de Tiflolibros.

Sinopsis

La vida de un hombre puede cambiar en un segundo. Y eso es lo que le sucede al arquitecto Fabián Danubio cuando Moira, su hija de cuatro años, desaparece sin dejar rastro alguno. La chiquita y su niñera debían ir a un cumpleaños, pero jamás llegaron. Y allí comienza para Fabián una pesadilla que habrá de durar años, en la que el shock da lugar a la esperanza, que a su vez es reemplazada por el silencio y que finalmente desemboca en la impotencia ante el tiempo que pasa y las pistas que no aparecen. Pero la desesperación resulta ser para Fabián Danubio, en una Buenos Aires plagada de policías ineptos y corruptos, el motor que lo mantiene en movimiento: con la ayuda de un extravagante detective privado, empezará a escarbar allí donde parecía no haber nada, hasta encontrar un delgado hilo del que tirar y que puede o no llevarlo al corazón del misterio. Con un notable manejo del suspenso y una galería de personajes que roza la perfección, Gustavo Malajovich, guionista de Los Simuladores, debuta en la novela policial con una historia adictiva, ambientada en una Buenos Aires plena de luces y sombras y protagonizada por el mejor de los héroes posibles: ese que va creciendo ante los ojos del lector.

El rastreador / domingo, 7 de octubre de 2021 - Por Natali Schejtman

Gustavo Malajovich dejó de ejercer la arquitectura para dedicarse de lleno a escribir guiones, entre ellos varios de la recordada serie Los simuladores.

Pero no paró ahí su vocación por escribir. Se sumergió en una novela, El jardín de bronce, que terminó resultando la primera entrega de una saga protagonizada por un hombre que descubre su vocación de investigador a partir de un primer caso que lo tiene como actor dramático: la desaparición de su pequeña hija.

Gustavo Malajovich es arquitecto. Pero dejó de ejercer la profesión cuando empezó a trabajar en televisión, formando parte del equipo de guionistas de Damián Szifrón para la recordada serie Los simuladores. Metido de lleno en la actividad de guionista y con una noción muy aceitada de lo que es una historia atractiva, suele distribuir sus ideas narrativas en proyectos de largometrajes, series de televisión y literatura. La trama de su primera novela –que es a su vez el inicio de una saga– fue motivada por una ensoñación pesadillesca de su faceta no (sólo) de guionista, ni de arquitecto, sino de padre, cuando viajaba con su hija en subte y se le figuraba una imagen llena de miedo e impotencia: ¿qué pasaría si, al bajar del subte, él descubriera que su hija se había quedado adentro? Esa ominosa inquietud disparó uno de los principales ejes de El jardín de bronce.

¿Cuándo fue que empezaste con este proyecto de novela y de saga?

– La idea del rastreador estaba anotada como germen de una serie de novelas. En la inicial, un individuo sufría en carne propia la desaparición de un ser querido, y al emprender su búsqueda obtenía un saber que luego lo capacitaba para resolver otros casos. No recuerdo desde cuándo tenía guardada esa idea pero, en 2008, Marcelo Panozzo, editor de RHM, estaba buscando ideas para instalar una serie de novelas policiales. Se contactó conmigo, le conté sobre

Fabián Danubio, y se enganchó. Lo primero que armé, antes de ponerme a escribir la novela, es lo que un guionista llama outline o tratamiento. Son unas 25 carillas con los puntos dramáticos, los avatares de la novela. Para mí era un paso muy fuerte entrar a la escritura literaria y encima a una novela.

El libro tiene un manejo notable del suspenso y la tensión que lo hace adictivo. ¿Cómo lograste tanta precisión en este recurso?

– Planifiqué la novela teniendo en cuenta esta necesidad de no soltar al lector. No es algo fácil de lograr, y más en la literatura, en donde hay una tentación de pasear y demorarse en las palabras más fuertes que en un guión. Una trama es como armar una carpa de camping muy larga, en la cual todos los sostenes

deben evitar que la carpa se destense y se desinfle. Eso lo aprendí en mi trabajo como guionista. A la trama hay que sostenerla dramáticamente. Otra imagen interesante es la de un jugador de pool o billar que lanza la bola para que golpee a otra que a su vez golpea a otra. Cada momento de un relato debe empujar hacia el siguiente.

Además del procedimiento de escritura, ¿notás que el libro tiene la influencia de lo cinematográfico?

– Las referencias narrativas tanto de la literatura como del cine están siempre presentes en mí. Podría detectar tres vertientes en las influencias fílmicas de la novela: el relato policial, el relato fantástico y el melodrama. Creo que puedo sintetizar todo con la mención de un director argentino que en su obra de alguna manera juntó las tres vertientes mencionadas: Carlos Christensen.

¿Cómo afectó en la escritura de El jardín de bronce la idea de que era parte de una “saga”?

– Me obligué a pensar que la primera novela presentaría la formación del héroe central. Como el primer caso lo sufre en carne propia, Danubio no podrá desprenderse ya de algunos oscuros fantasmas. Y también se verá impelido a desentrañar otros casos de desaparición. La tragedia sufrida al mismo tiempo parece haber activado en él una vocación que llevaba oculta.

La serie está pensada para que los casos de cada novela sean autónomos, pero también habrá líneas de continuidad que construirán un arco de conflicto más general.

Link de descarga de Tiflolibros:

El jardín de bronce

  • 2 Chamanes eléctricos en la fiesta del sol, de Mónica Ojeda

Chamanes eléctricos en la fiesta del sol es una celebración andina futurista es el ambiente de esta novela de búsqueda con que Mónica Ojeda sigue sorprendiendo en las letras contemporáneas. Chamanes eléctricos en la fiesta del sol nos aventura hacia rituales, música, volcanes y trances sonoros, en poético desorden. La música, el sonido, la emoción y el cuerpo como ejes para sanar la violencia.

Va la reseña, comentarios de prensa, datos de la autora y el link de descarga de Tiflolibros.

Reseña

Año 5540 del calendario andino. Noa decide escaparse de su Guayaquil natal con su mejor amiga, Nicole, para asistir al Ruido Solar, un macrofestival popular que anualmente congrega, durante ocho días y siete noches, a miles de jóvenes —entre músicos, bailarines, poetas y chamanes— a los pies de uno de los numerosos volcanes de los Andes. Atrás quedan las familias y la violencia de las ciudades, y se despliega un paisaje alucinado que tiembla al ritmo de la música y las erupciones volcánicas bajo un cielo surcado por meteoritos. Para Noa esta será la primera parada antes de ir al reencuentro del padre que la abandonó cuando era una niña y que desde hace años habita los bosques altos, un territorio donde también se esconden los desaparecidos, aquellos que una vez subieron al Ruido y nunca regresaron a sus hogares.

Sostenida por una lírica extraordinaria, una estética deslumbrante y un brutal sentido del ritmo, Chamanes eléctricos en la fiesta del sol es un gran viaje místico al corazón primitivo de la música y de la danza; un viaje lisérgico y emocional que es a la vez la búsqueda de un padre y de un sentido de pertenencia en un mundo que solo conoce la pérdida y el desamparo.

La crítica ha dicho:

«Mónica Ojeda es un fulgurante sol negro en la carta astral del terror contemporáneo».

Fernanda Melchor

«En esta novela Mónica Ojeda invita a un festival andino retrofuturista en la montaña. Psicodelia, volcanes, desintegración. Y luego el lenguaje que arde y nada es lo que parece. Seguirla en este viaje es, sin duda, una experiencia intensa».

Mariana Enriquez

«Con miedo y fascinación, así leo a Mónica Ojeda. Como si leyera un conjuro, como si mordiera carne temiendo encontrar dentro algo filoso. Tan poética, tan perturbadora y brutal».

Samanta Scweblin

«Una de las más poderosas novelistas latinoamericanas actuales».

Carlos Pardo, El País

«Estamos ante una escritora seria, valiente, exigente, que ya puede ser considerada una de las mejores narradoras jóvenes de la literatura hispanoamericana».

Jorge Carrión, Otra Parte

«El presente de esta escritora se dirige hacia un futuro feroz».

Ricardo Baixeras, El Periódico

«Un soplo de aire fresco sacude la literatura latinoamericana».

Xavi Ayén, La Vanguardia

«Excelentes cuentos que invitan a taparse los ojos con la mano. Y dan calambre. Hay que atreverse a leer a esta sabia escritora de ambición telúrica».

Marta Sanz, El País (sobre Las voladoras)

«Su narrativa posee una energía que no deja descansar al lector, sus relatos son como imágenes que se clavan en el cerebro».

Ariana Basciani, The Objective (sobre Las voladoras)

Datos biográficos:

Escritora ecuatoriana, Mónica Ojeda nació el 17 de mayo de 1988 en Guayaquil. Se la considera una de las novelistas más importantes de la literatura latinoamericana contemporánea. Estudió Comunicación Social con mención en Literatura en la Universidad Católica de Santiago de Guayaquil y, más adelante, cursó un máster en Creación Literaria en la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona.

Su producción la componen los libros de cuentos: Caninos (2017), y Las voladoras (2020); los poemarios Historia de la leche (2020) y El ciclo de las piedras (2015). Las novelas Nefando (2016), La desfiguración Silva (2017), Mandíbula (2018) y Chamanes eléctricos en la fiesta del sol (2024). En 2017 Ojeda fue incluida en la lista Bogotá39-2017 como una de los 39 mejores escritores latinoamericanos de ficción de menos de 40 años. También ha ganado los premios Premio Nacional de Poesía Desembarco en 2015, Príncipe Claus Next Generation y el ALBA Narrativa.

Nefando, su segunda novela, ganó en 2015 una mención de honor del Premio de Novela Corta Miguel Donoso Pareja, fue publicada en 2016 de incluida como una de las diez obras representativas del llamado «nuevo boom de literatura latinoamericana» por el diario español El País. Mandíbula fue una de las 10 finalistas del Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa en su edición de 2018. En febrero de 2020, su libro de cuentos El mundo de arriba y el mundo de abajo, de entre 1079 postulantes, fue uno de los cinco finalistas de la sexta edición del Premio de Narrativa Breve Ribera del Duero.

Link de descarga desde Tiflolibros:

Chamanes electricos en la fiesta del sol

  • 3 La mala costumbre, novela de Alana Portero

La mala costumbre, novela de Alana S. Portero, fue seleccionada como el mejor libro del año 2023 por las librerías independientes. Un relato duro y poético sobre la construcción de identidad, la contención y el refugio de los vínculos femeninos. Va la reseña, el comentario publicado en el blog Un libro al día y el link de descarga desde Tiflolibros.

Reseña

Narrada desde una singular y desgarradora voz en primera persona, La mala costumbre recorre la adolescencia de una niña atrapada en un cuerpo que no sabe habitar, que intenta comprenderse a sí misma y al mundo en el que vive, desde su infancia en una familia de clase obrera en el barrio de San Blas, arrasado

por la heroína en los años ochenta, hasta las noches clandestinas en el centro de Madrid de los noventa. Como en una versión bastarda del viaje del héroe, yonquis, divas pop y ángeles caídos la acompañan en un viaje vital en el que, al final, serán otras mujeres quienes le ayuden a superar la violencia que encuentra a cada paso. La mala costumbre es una novela cruda y feroz, pero también poética y conmovedora, en la que los extremos se tocan para mostrarnos

por qué el resentimiento y la rabia contra el sistema son completamente válidos para sobrevivir en una sociedad que no acepta a los que son diferentes.

Dueña de un universo creativo único en el que conviven el teatro, la historia clásica y el activismo, Alana S. Portero debuta en la ficción con esta novela deslumbrante que se ha convertido en un fenómeno editorial internacional antes de su publicación.

Blog - Un libro al día ULAD

Hay libros que, independientemente de ser buenos o malos (y ya avanzo que este es de los buenos), son necesarios, porque llegan en el momento adecuado,

porque dan voz a un colectivo que hasta entonces no la tenía, porque pueden convertirse en referentes. Por todo ello, creo que este es un libro que puede, literalmente, salvar vidas. Y solo por ello, ya deberíamos celebrar no solo que se haya publicado, sino también la atención y la visibilidad que ha tenido.

Pero La mala costumbre es también una obra literaria, y una de las (muy) buenas, algo que no sorprenderá a quien haya acompañado a Alana Portero en sus diversas colaboraciones en medios como El Diario o La Marea, en su Patreon o simplemente en Twitter / X, o quien haya leído sus contribuciones para volúmenes colectivos como Vidas trans o Asalto a Oz.

En las primeras páginas me pareció que La mala costumbre comenzaba con un paso algo titubeante, como si no tuviese claro exactamente a qué género quería pertenecer (crónica social, memorias, novela...). Después de terminada la novela, se comprende que los primeros capítulos, "El ángel caído" o "La bruja al final de la calle", sirven para situarnos en un momento (los años 80), un lugar (el barrio obrero de San Blas) y una clase social (la de esa clase trabajadora a la que la Transición dio la espalda); y sirven, además, para presentarnos a personajes que más tarde serán esenciales en la trama, como la Peluca o Margarita, los primeros referentes que construirán la genealogía de la protagonista. En todo caso, a partir del tercer capítulo (o mejor dicho, del final del segundo), el yo de la narradora pasa a ocupar el centro de la novela, y ya no lo abandonará hasta las últimas (y gloriosas) páginas.

Porque a partir de ese momento, como la propia autora ha indicado en entrevistas, La mala costumbre es, fundamentalmente, una novela de aprendizaje, o de autodescubrimiento, un viaje por el "oculto sendero" (por recuperar el título de la novela de Elena Fortún) que lleva a la aceptación de una misma: la novela de una chica trans que ve la vida desde el armario, encerrada en una masculinidad fingida que se le impone y que es al mismo tiempo una máscara protectora y una "dama de hierro". Desde esa posición deberá navegar el mundo, el aprendizaje del amor y de la sexualidad, deberá protegerse de las violencias que acechan a quien es diferente de la norma, y deberá, también, encontrar sus propios referentes, su propia genealogía: otras mujeres, como la ya mencionada Peluca, como Margarita, mujer trans de cara deformada por las operaciones, o como Eugenia, la Moraíta, una prostituta trans que se convierte casi en una segunda madre para la protagonista, y que la acompaña y la protege en su proceso de salida de la crisálida.

Con todo, esta no es solo la novela de un trayecto individual, sino también un retrato y una reivindicación colectiva. En primer lugar, por la red de sororidad que se va construyendo, y que desemboca en una última frase simplemente redonda; pero también porque, como decía antes, esta es una novela con un fuerte componente de clase (que recuerda mucho, por eso, a Stone Butch Blues de Leslie Feinberg), que recupera las violencias y las invisibilidades de la clase obrera de los 80: la epidemia de heroína, la violencia de género, la precariedad brutal; pero también la solidaridad, el orgullo de clase, la ética de trabajo. No es una "novela trans", sino que, como no podría ser de otra manera, cubre una diversidad de aristas del personaje protagonista y de su contexto. De hecho una de las escenas más memorables de la novela, al menos para mí, es aquella en la que un hombre rudo, musculado y proletario en su sentido más estereotípico, defiende a Margarita del desprecio de un señorcito ridículo que insiste en tratarla en masculino. No existe contradicción entre la lucha de clases y la lucha LGBT+, parece decir Alana Portero contra quienes se inventa "trampas de la diversidad": estamos en el mismo barco en la lucha contra los opresores.

Algo que sorprende al leer el texto, y que no es un bug sino un feature (não é defeito, é feitio, dirían los portugueses), es la variedad estilística que atraviesa el texto: un lirismo arrebatado como el de los párrafos que inician la novela, o como el "Nocturno" que describe las sensaciones de la narradora bajo los efectos del éxtasis, contrasta con otros más prosaicos, en un lenguaje crudo y que asume la vulgaridad como arma. En ese sentido, mi capítulo preferido es "Ráfagas brillantes", que me atrevería a describir como Laforetiano:

Comienza con un párrafo de una enorme belleza y sensualidad, y transita inmediatamente a una escena de pesadilla y violencia. Lo que es sin duda digno de mención es la maravillosa ternura y delicadeza con la que Alana Portero trata a sus personajes femeninos: a la Peluca, a Margarita, a las Moiras, pero también a la madre de la protagonista, trabajadora, hiperactiva, luchadora.

Una de las ideas centrales en La mala costumbre es la de la importancia de tener una genealogía: modelos o referentes con los que identificarnos, que ayudan a (re)conocernos y a encontrar el camino en medio de la oscuridad. Estoy seguro de que Alana Portero con esta novela se ha convertido en un referente para una nueva generación de personas en búsqueda de sí mismas; ha ampliado con un nuevo eslabón la cadena de identificación que protegerá y acompañará a quienes hoy se sienten atrapadas en su "armario". Solo por eso, como decía, esta es una novela necesaria y bienvenida, además de ser una lectura que impresiona y conmueve a partes iguales.

Publicado por Santi en ULAD

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La mala costumbre

¡Gracias por leernos! - Equipo de Tiflonexos